Oh Paris! La cuidad de las películas románticas, las motoras rojas, y los berets. Un lugar repleto de historia y de una ideología muy amplia. Visitar Paris es como regresar al tiempo y sumergirse en lonjas de baguettes y queso. Es escuchar los gritos de tantas batallas, inspirarse a amar apasionadamente, y correr con los ojos cerrados hacia la Mona Lisa. Paris despierta inspiración, pero a la vez pena por una ciudad que puede ser corriente como cualquier otra.
En Paris te vuelves a enamorar, te despierta mucha curiosidad, y te mantiene la intriga. Cuando visite Paris no quería regresar; te inspira confianza y te ayuda a soñar. Cuidad de tantas historias y de tantas monarcas, que a la vez pierde su fuerza y carácter por la comodidad de sus pintores. Paris es una cuidad que fue, pero jamas volverá a ser. Cuando solo quedan los recuerdos de aquel lugar amado y emblemático, que décadas mas tardes seguimos sumergidos en la burbuja de la historia. Queriendo resucitar aquella esencia única, la cual cerrando los ojos es la única manera de simular.
Paris puede ser tu casa y tu esperanza. Desafortunadamente el egoísmo de un grupo a matado aquella magia. Es una cuidad que al visitarla, y a pesar de tantos cambios, te remonta en un largo viaje hacia el nuevo mundo. De la misma forma te regala un a sonrisa, pero su gente ya llena de frialdad y humo. Un lugar llego de modernidad pero enfriado en un bloque de arquitectura y creatividad. La cuidad de las películas románticas, las motoras rojas, y los berets...
Bon Voyage,